Cuando supe que Flavia Company publicaría el libro de relatos Con la soga al cuello, inevitablemente recordé y releí ese otro libro que bajo el mismo título escribió Joseph Conrad. Y si Joseph Conrad pone al capitán Whalley en una situación extremadamente difícil, también lo hace Flavia Company con cada uno de los personajes de los diecinueve relatos que conforman su libro. Un guiño exquisito de la autora hacia Conrad al elegir este título.
Flavia Company consigue tocar una fibra distinta del lector en cada historia y una no puede menos que sentirse al borde del abismo, acompañando a los protagonistas, mientras lee. No se sale inmune de esta lectura y es la habilidad de la escritora quien nos guía a través de vidas que a veces nos dibujan una sonrisa y otras nos ensombrecen la frente. Nadie está a salvo de lo que sucede en esas páginas.
Escribe Martine Silber: “La fuerza de las palabras y de la escritura es tal que no se puede dejar de leer.” (Le Monde des Livres) y es cierto, puede que cerremos un instante el libro al terminar una de las historias y nos quedemos pensativos, pero volvemos a abrirlo con el ansia de saber qué ocurre en el siguiente espejo de esos fragmentos de vida que Flavia Company nos muestra.
Soy incapaz de elegir una sola historia, incapaz también de copiar un solo fragmento porque la elección es difícil y porque cada lector acabará, como yo, sintiendo cierta afinidad, cierta inquietud y sobre todo una conmovedora ternura por los personajes que dan vida a Con la soga al cuello.