La vida era demasiado preciosa para despilfarrarla en el lujo recóndito de una pecera.La libertad, el dolor, la piel y el acero destelleaban a la orilla del charco. Convertí las branquias en pulmones.De las aletas hice brazos; de la cola, piernas.Hice que me salieran pestañas y párpados para no deslumbrarme con tu cara.De la imagen de tu cuerpo hice un corazón que palpita por ti.Me falla a veces.¿Y a quién no?Imaginándote desnudadesde el charco. Indeciso,boqueando sueños.
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1 comentario:
La vida era demasiado preciosa para despilfarrarla en el lujo recóndito de una pecera.
La libertad, el dolor, la piel y el acero destelleaban a la orilla del charco.
Convertí las branquias en pulmones.
De las aletas hice brazos; de la cola, piernas.
Hice que me salieran pestañas y párpados para no deslumbrarme con tu cara.
De la imagen de tu cuerpo hice un corazón que palpita por ti.
Me falla a veces.
¿Y a quién no?
Imaginándote desnuda
desde el charco. Indeciso,
boqueando sueños.
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