Yo os quiero confesar, don Juan, primero,
que aquel blanco y color de doña Elvira
no tiene de ella más, si bien se mira,
que el haberle costado su dinero.
Pero tras eso, confesaros quiero
que es tanta la beldad de su mentira
que en vano a competir con ella aspira
belleza igual de rostro verdadero.
Mas... ¿qué mucho que yo perdido ande
por un engaño tal, pues que sabemos
que nos engaña así Naturaleza?
Porque ese cielo azul que todos vemos
ni es cielo ni es azul:¡Lástima grande
que no sea verdad tanta belleza!
Argensola
2 comentarios:
O lo que es lo mismo:¿A qué la mushasha parece buena gente y tó? Pos nó que es una pedazo de ...
Era algo muy normal en la época, la misoginia, digo. El dolor, en cambio qué universal y atemporal que es, ¿verdad?
Maquillaje del cuerpo y del alma. Cada vez más sofisticado.
Así somos.
Y el dolor no distingue entre unas y otros.
¡Qué gran tango y qué grande Adriana Varela!
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