jueves, 17 de enero de 2008

Querida Nélida

Flavia Company ha tenido la generosidad de dejar en la red y al alcance de todos algunas de sus obras publicadas. Los enlaces a esas obras están en su blog. Aquí.
Os dejo el comienzo de su primera novela Querida Nélida que aún no está en la red y que es imposible encontrar en librerías.

Barcelona, 21 de Noviembre de 1981
Querida Celia:
Aunque te ocultes bajo otro nombre, tras el buzón de otra casa, en una calle cualquiera de Barcelona, o de cualquier otro lugar del mundo… voy a encontrarte.
No vas a aterrorizarme o a enloquecerme haciéndome dudar de tu existencia. Sé que estás ahí, y que no quieres saber nada de mí y nada de nadie.
Es curioso notar que te distancias en el espacio y sentir que eso no significa nada. Tu huida de mí no es más que una forma de querer demostrarte que no existo, que jamás he existido en otro lugar que no sea tu imaginación. Pero el hecho mismo de la huida demuestra que existe aquello que no queremos.
¿Y cuándo querrás volver a verme? ¿Cuándo por fin te atreverás a escribirme, a revelarme que estás ahí, que no es sólo una fantasía mía -que yo sé que no es? ¿Cuándo por fin te decidirás a cruzar la fábula? ¿Cuándo volveremos a los juegos de palabras, a las cartas, a los viajes fantásticos que jamás han existido más que en una o dos habitaciones de esa Barcelona terrible?
¿Y cuándo por fin el sí a ese viaje increíble de ya no recuerdo cuántos países ni cuánto tiempo?
Quizá tampoco -quizás-, contestes a esta carta que cruza un océano de tiempo para descubrirte a solas, desnuda ante el espejo, con las manos tocándote el cabello… y las cosas rozándote de a poco las pupilas; algún arañazo, algún objeto tenía que poder.
Recuerdo aquel párrafo de uno de tus cuadernos:

“Todos tenemos, irremediablemente, un objeto que nos araña al pasar por nuestra vista, sin pasar; nos rasguña profundamente mientras sonreímos pensando que no es nada… Son objetos rodeados de una extraña inmortalidad en la imagen pura. Su forma se descubre en una infinidad de estructuras que son casi todo. A veces casi todo es ese objeto solamente.”

¿Lo recuerdas?
Tuya siempre
Nélida
Flavia Company

miércoles, 16 de enero de 2008

Lope y Bergamín

Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.


Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.


Por el primer terceto voy entrando
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.


Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.
Lope de Vega



Un soneto me pide que le haga,
ignorando las reglas del soneto,
otra nueva Violante, a quien, discreto,
pedirá mi soneto dulce paga.


Como en el eco de la voz se apaga
de la ripiosa consonancia el veto,
prisión será el soneto de un secreto
que ni su eco ni su voz propaga.


Secreto a voces que el silencio apura,
sonoramente, con el crepitante
temblor del verso como el de la llama.


Secreto que a sí mismo se asegura
por su sonoro son soneteante
cuando enmascara un corazón que ama.
José Bergamín

miércoles, 9 de enero de 2008

Con Lao-Zi

A Claudio
Aquellos pensamientos taoístas
no se quedan aislados, polvorientos.
Nos lanzan sugestiones, atracciones.
Contestamos con voz de simpatía.

“Hombre de superior virtud no tiene
virtud.” En apariencia. “La posee.”
¿Paradojas? Hay muchas.
“Palabras verdaderas parecen paradojas.”

“¿Qué es más digno de estima,
la fama o la persona?” Lo auténtico se busca.
“¿Qué será lo peor, ganar, perder?”
Por rutas de ambición se pierde el hombre.

Se quiere ser auténtico.

“Gran lujo en los ropajes, las espadas al cinto,
manjares y riquezas.” Llamadlos por sus nombres.
Son “jefes de bandidos”.
Una conciencia ahí: este Lao-Zi.

“Deseo no tener ningún deseo.”
“Poseo tres tesoros: el amor,
sobriedad, no atreverme a ser primero.”
¿Espectador? Desde la orilla actúa.

“Victoria en regocijos
es encontrar placer en matar hombres.”
Más, más aún.

“Si el pueblo teme sin cesar la muerte,
entonces alguien tiene tarea de matanza.”
Ya muy bien lo sabíamos, no hay duda.

¿Humor, sabiduría?
“Regir un gran Estado es algo así
como freír un pez, pequeño pez.”
“Todo es siempre difícil para el sabio.”

La verdad ante todo.
“Palabras agradables no son las verdaderas.
Palabras verdaderas no son las agradables.”
También:
“Hablar poco es conforme con la naturaleza.”
Valor en el idioma.
“Los nombres son principio de las cosas.”

Y al fin…

“Retirarse una vez realizada la obra.
He ahí, he ahí, el dao del cielo.”

Dao: la clave taoísta, el misterioso dao.
Jorge Guillén

domingo, 6 de enero de 2008

Juguetes

Desde que una noche, mientras dormías, tres magos de Oriente te dejaron unos juguetes en la oscuridad del salón, ya no te abandonó la secreta necesidad de seguir siendo engañado con tal de que te dejaran jugar el resto de tu vida. Te contaron que unos magos, después de ofrecerle oro, incienso y mirra a Dios, a ti, que no eras nadie, te regalaron un aro, una escopeta con tapón de corcho, un caballo de cartón y unos lápices de colores, marca Alpino. Aunque los juguetes hayan evolucionado desde aquel simple aro a la video-consola, la ficción es la misma. Antes del uso de razón nuestro cerebro fue inoculado con esta ecuación: la ingenuidad equivale a un sueño lleno de regalos. Pero un día en el recreo un niño resabiado te abrió los ojos a la verdad. Esa fue la primera gran caída, el verdadero pecado original y desde entonces uno se ha pasado la vida realizando esfuerzos sobrehumanos para recuperar la gracia de aquel engaño primitivo.
"Miénteme, dime que me quieres", le suplicó Joan Crawford a Sterling Hayden en la película Johnny Guitar.
Tendrás ese juguete mientras creas en la magia.
Miénteme,dime que cabalgando aquel caballo de cartón podré atravesar el horizonte.
Miénteme, dime que en algún lugar del mundo existe aquella bicicleta roja que de chaval me llevaba a la playa cuando todavía fingía creer en los reyes magos.
Miénteme, dime que con aquella primera pluma estilográfica, ya extraviada, aun podré escribir poemas y libros de viajes, llenos de aventuras.
Miénteme, dime que no ha desaparecido de aquel valle el huerto de manzanos donde había vestigios de un altar dedicado a la diosa Diana y que no acabarán nunca aquellos placeres que en la juventud nos hacían inmortales.
Miénteme, dime que, desafiando este tiempo sucio, no acabaré agachando la cerviz y tragando al final con todo, sonriendo a los poderosos imbéciles, dando la razón a los que me impidan soñar en ríos incontaminados, en fuentes limpias donde bailan las ninfas en verano bajo la acérrima potencia del sol.
Miénteme, dime que con aquella escopeta, que tenía un tapón de corcho, podré abatir todavía un ave del paraíso y llenar de colores tu destino con los lápices Alpino.
Miénteme, dime que me quieres.
Este es el último juguete de los magos.
Manuel Vicent
Publicado en El País.

jueves, 3 de enero de 2008

Mujer tras la ventana

No quiero ser enero y que la nieve caiga
sin que mi mano pueda conocer tu cintura.
Estás tras la ventana y llueve y la ciudad
es la foto gastada de aquella otra ciudad
donde besos y risas son parte del recuerdo.


La memoria embellece lo perdido, bien lo sé.

No quiero ser enero, pero es inevitable,
como es inevitable que tú seas
esa mujer que miro mirar tras la ventana
y que ella sea ardiente,
ardiente e imposible, como tú.


Mis ojos tienen sed, han naufragado en ti.

miércoles, 2 de enero de 2008

¡Ay!



Ay que me diga que sí
Ay que me diga que no
Como no la querío ninguna la quiero yo.

martes, 1 de enero de 2008

Un deseo para el 2008

Que la vida nos trate dignamente.
(Verso de García Montero.)