miércoles, 16 de enero de 2008

Lope y Bergamín

Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.


Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.


Por el primer terceto voy entrando
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.


Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.
Lope de Vega



Un soneto me pide que le haga,
ignorando las reglas del soneto,
otra nueva Violante, a quien, discreto,
pedirá mi soneto dulce paga.


Como en el eco de la voz se apaga
de la ripiosa consonancia el veto,
prisión será el soneto de un secreto
que ni su eco ni su voz propaga.


Secreto a voces que el silencio apura,
sonoramente, con el crepitante
temblor del verso como el de la llama.


Secreto que a sí mismo se asegura
por su sonoro son soneteante
cuando enmascara un corazón que ama.
José Bergamín

2 comentarios:

NáN dijo...

Jo,no conocía el poema de Bergamín. Un hallazgo ponerlos los dos juntos. Aunque no son comparables el derroche de inteligencia y humor, cómo elige Lope el despiporre absoluto, mientras Bergamín aprovecha lo hecho para, discreto, reclamar su dulce paga (¡qué no haremos los pobres mortales, poetas incluidos, para darle a la caza alcance!).

En todo caso, como te digo, un regalo de los buenos lo que nos traes.

nunuaria dijo...

Me hizo mucha "gracia" encontrar el de Bergamín.
También me quedo con el de Lope.
Me alegra que te haya gustado.