sábado, 26 de abril de 2008

Mi niña Lola



Me sigue emocionando como la primera vez que la oí.

Arco y tensión

Para Álvaro Mutis
Cuando muera seré japonés
tendré vestido de vidrio, aura
de satori, entraré rey
en mí, cumpliré
diáfano los
diez mil años del hombre.

Cerrado de una vez el círculo
traslúcido, ortigas
y violetas harán la urdimbre
del sosiego, gaviotas
vía Osaka, párpados
al cuidado de Dios si hay Dios

y una grande mariposa amarilla.
Gonzalo Rojas

martes, 1 de abril de 2008

El soneto

Cuando se dice que un soneto es escultórico, se suele olvidar que una escultura es bella en cuanto es trasunto de lo humano. Es decir, que una escultura no será menos bella ni menos escultórica ni arquitectónica porque tenga un lunar o un ojo, el pecho, el hombro diferentes, “defectuosos”, que tuvo o tiene el modelo humano. Perfecto es completo y un defecto cualquiera da el complemento, la perfección.

Goethe dijo que la música es el lenguaje poético más perfecto porque es el más universal y que toda otra expresión artística es buena en cuanto más se acerque a la música. Leonardo, Rafael, Mozart, Marllarmé, por ej., tan perfectos, tan completos, lo son particularmente por ser melodiosos, musicales, delicados, distantes, esfumados a veces, encantadores, y están más cerca por eso del lenguaje universal del que habló Goethe con tanto acierto.
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Que una obra sea esfumada y distante no quiere decir que no sea perfecta, completa. Es lo impreciso preciso de Verlaine, la fórmula más difícil y más bella de arte que conozco. No será la obra bella así como esos seres cargantes que redondean su aislamiento estúpido, sino como los encantadores que se abren y se pierden indeciblemente en el todo ambiente, y que son tan completos como él.
Juan Ramón Jiménez