miércoles, 11 de abril de 2007

Cuando fui pez

Cuando fui pez, me abandonaron en un charco.
La pecera era demasiado lujosa.

1 comentario:

NáN dijo...

La vida era demasiado preciosa para despilfarrarla en el lujo recóndito de una pecera.

La libertad, el dolor, la piel y el acero destelleaban a la orilla del charco.

Convertí las branquias en pulmones.
De las aletas hice brazos; de la cola, piernas.

Hice que me salieran pestañas y párpados para no deslumbrarme con tu cara.

De la imagen de tu cuerpo hice un corazón que palpita por ti.

Me falla a veces.
¿Y a quién no?
Imaginándote desnuda
desde el charco. Indeciso,
boqueando sueños.